En ocasiones los eventos de la vida te llevan a realizar viajes que esperas que cambien un poco la dinámica de ciertas circunstancias por las que estas pasando.
Este el caso de mi viaje por el Reino Unido y la visita que hice a Stonehenge este noviembre (2012).
Era uno de esos lugares que había puesto en mi lista de “must visit” en alguna parte de mi vida y por fín lo realicé. Para llegar allí hice una caminata de más de 2 horas desde un pueblo cercano donde me alojé durante esos dos días que duro mi visita a esta región del U.K.
El pueblo de Salisbury es una pequeña localidad que no tiene mucho encanto y que creo que lo único rescatable es que esta cerca a los monolitos que tantas historias han generado. Pero Stonehenge sí que es un lugar muy especial, se siente una energía muy particular que te plantea mucho sobre lo que sabían nuestros antepasados.
Pensar en que ésta estructura, o lo que queda de ella, se construyó en el año 3100 antes de Cristo me dejó impresionado pues hoy en día requeriría importante maquinaria para poder llevarla a cabo.
Un viaje más y muchas fotografías son los mejores recuerdos de éste viaje, que a final de cuentas no sirvió de nada para cambiar la dinámica que deseaba cambiar pero sí para dejar una cantidad de imágenes en mi cerebro y la satisfacción de haber alcanzado un objetivo más.